Poema
colectivo | Literatura Universal | 2017
dC
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Tablilla I
Entre
las montañas, un gran nombre resuena,
Gilgamesh,
el majestuoso señor.
Un
gran nombre se repite entre la ciudad,
Como
toro, impone a sus inferiores
Como
león, guía a sus súbditos
Al
igual que la serpiente, se hace llegar
Nacido
entre las mareas del mar Oceánico
Fuerza
y sabiduría acogió,
Gilgamesh,
el rey.
Un
gran nombre se repite con grandiosidad entre la ciudad
Mitad
dios, la otra humano
Nacido
entre las mareas del mar Oceánico
Hijo
de Neptuno, primogénito de Salacia
Su
fuerza no se iguala
Tablilla II
El
héroe es un gran hombre,
ni
muy moreno ni demasiado blanco.
Tiene
la piel en tono canela.
El
héroe es un gran hombre.
Su
cara es dulce e imponente,
te
intimida, en cuanto clava sus ojos verdes en ti, sus pestañas
te
envuelven, sus cejas pobladas
te
hacen sentir pequeña.
El
héroe es un gran hombre.
En
sus muñecas se le marcan las venas,
dejando
ver que tiene fuerza en los brazos.
Tanta
fuerza que hasta un león podría derrotar.
El
héroe es un gran hombre.
Su
pecho no estaba cubierto de vello,
tan
solo por una fina capa de aceite.
Sus
piernas son fuertes y largas,
el
héroe es un gran hombre.
El
héroe es la personificación de la perfección.
Tablilla III
El
violento y grande guerrero, rey de otra ciudad.
Hijo
de la diosa de la guerra y de la fertilidad, Anat.
Su
fuerza es cuantiosa y al verla intimida
Punzante
es su lanza, pesada y deslumbra su armadura
Se
compara a la de un robusto elefante.
Su
valor y osadía junto a su fuerza viril lo convierten
en un
general intrépido de temeridad ciega
y su
sabiduría nunca ha sido vista nunca en el mundo,
cuando
luce su yelmo encrestado es la señal de guerra.
Punzante
es su lanza, pesada y deslumbrante su armadura
Avista
al gran héroe Gilgamesh se acerca y el héroe le reconoce
«Hijo
de la diosa de la guerra y de la fertilidad, Anat
Mkondo
violento y grande guerrero, rey de otra ciudad
qué es
lo que buscas en esta mi amurallada y fortalecida ciudad?
¿Acaso
no te das cuenta de que solo entrar en mi región
tu
vida en peligro pones?» dijo el gran héroe.
«Vengo
a esta tu nación a desafiarte.
No
logré igualar el divino poder de tu madre
y me
derrotó. Tú serás mi próximo reto.
Las
malas lenguas dicen que nuestro poder es similar,
te
pondré a prueba y tu brazo daré a torcer».
Gritó
Mkondo, el valeroso y osado guerrero intrépido.
Tablilla IV
Con
gran fuerza se abalanza,
y su
arma sostiene firmemente.
Punzante
es su lanza, pesada es su armadura
«No
soy yo a quien buscas»
Pero
Mkondo no lo escucha, no le hace caso
Le
posee la locura, le ciega la ira.
El
héroe se tapa con su escudo de reluciente oro
Pero
como si de barro fuera, es partido en dos,
Bloquea
la lanza con su mano y aparta a su enemigo.
«Herirte
no es mi objetivo, compañero,
Pero
si esto es lo que quieres, lucharé»
«No
podrás engañarme» grita Mkondo
Mientras
dirige su lanza al corazón del héroe
Un
golpe a su brillante armadura frena el ataque.
Pero
sin rasguño alguno se encuentra,
Punzante
es su lanza, pesada es su armadura.
Ambos
chocan sus puños, mostrando su enorme fuerza
Y
Mkondo cae derrotado, y acepta lo que dice su enemigo
Clava
la dura lanza en su pecho. La baña de sangre.
El
héroe prosigue su viaje...
Tablilla V
El
rey Gilgamesh, sudado, con manchas de sangre,
En
el río Éufrates. Se lava.
Escucha
un ruido. Un chasquido.
Los
pájaros pían revoloteando.
Mira
a la derecha, mira a la izquierda,
en
medio, ve a la Diosa.
Oh
bella dama, quién sos
Se
esconde.
detrás
de los juncos, lo observa.
Oh
dulce princesa, no temas.
Soy
tu rey.
Quisiera
gobernar tu corazón.
Ella,
se acerca. El agua murmulla a su alrededor.
Y
le susurra al oído:
-Perdone
su majestad, he de irme.
Se
viste, al lado un zorro.
Destápate,
cómo la serpiente muda su piel
desciñe
tus senos, cómo la rosa florece,
Para
que seas mía.
Sólo
mía.
Tablilla VI
Una bestia majestuosa y desenfrenada
transmite miedo entre el pueblo.
Camina suelto como si nada
Corriendo hacia su objetivo
La bestia está desenfrenada
cejando la mirada
enfurecido mata a lo vivo.
Lo vivo nunca acaba.
La bestia es majestuosa
tanto como el rey y Enkidu.
Tan grande como la rocosa
tan limpia como los dioses.
Desenfrenado está el mortal,
al morir también tendrá que moverse.
Corre hacia el objetivo
a la velocidad de la luz
Majestuosa y desenfrenada es la bestia
descrito como un animal,
nadie le cree como persona
nadie le quiere como persona.
Tablilla VII
Gilgamesh,
estremecido por los chillidos de la bestia,
Se
asoma hacia su destino.
Al
ver esa monstruosidad,
Se
plantea por primera vez dejar de lado su futuro oscuro.
¿Debería
irse para estar a salvo?
¿O
simplemente hacer justicia?
Decidido
fue con dignidad y plantó cara.
La
negra sombra vino,
La
negra sombra vino hacia él.
Sobresaltado
por el retumbar del suelo,
pasa
esa monstruosidad,
Gilgamesh
cada vez más valiente,
El
monstruo cada vez más y más gigantesco.
¿Pero
quién era?
Al
no tener pies para clavar su espada,
Se
descoloca,
Al
descolocarse le da una oportunidad para que aquello lo embista.
Gilgamesh
tumbado en el suelo por el impacto,
Sus
labios empiezan a hincharse con intensidad.
Paralizado
por el miedo,
Pierde
la noción del tiempo.
Cuando
pensaba que su tiempo había acabado,
Algo
asombró a la bestia
Y
huye despavorida
¿Qué
debería de ser eso?
¿Más
problemas?
De
repente se siente con mucho cansancio.
Al
despertar todo acabó,
Al
despertar todo acabó, pero no era él mismo.
Tablilla VIII
Llegué
para quedarme una temporada.
Para
que la vida me envolviera con su luz.
¿Cuándo
vendría a por mí?
¿Cuánto
tiempo me quedaba antes?
Para
alejarme de esa luz y
conducirme
hacia la oscuridad.
No
quiero oír vuestros sollozos,
causados
por mi ausencia.
No
quiero sentir en vosotros
la
pena por mi viaje, con la oscuridad.
Porque
al ser libertad
no
le temo a la muerte.
Marcharé
en paz y feliz.
porque
sé que mi recuerdo no morirá,
si
en vosotros sigo presente.
Me
voy lejos, me voy en vuelo,
para
olvidar que no volveré a vivir
en
esta tierra que me vio luchar.
Tablilla IX
El
pueblo de Hareb le llora, durante 40 días y 40 noches
La
esperanza se marchita y la luz se desvanece
La
doncella con la voz quebrada se acerca a su cripta
Oh,
qué fue del heroico Gilgamesh,
que
derrotó a la monstruosa bestia de los bosques
Salvador
del pueblo de Hareb y muerto en el camino.
¿Por
qué los dioses han sido tan crueles?
Los
desgarradores sollozos de la doncella bañan la làpida
Las
lamentaciones de la bella mujer inundan de tristeza el màrmol
y
bajo la oscuridad de la noche las criaturas de la noche se reúnen
Se
congregan para regocijarse de la muerte de Gilgamesh
Hareb
está sumergida por la temible oscuridad
y
sin el héroe que los salvó, la ciudad está condenada
Un
destello ilumina el cielo, la doncella inmediatamente cesa de llorar
Una
estrella desciende lentamente hacia la cripta
y
la luz iluminó otra vez Hareb por unos segundos
La
doncella se inclina ante la figura que descendía de los cielos
-Oh
bella doncella, no lloréis más. ¿Es a Gilgamesh a quien lloráis? -
La
presencia de Anub, la madre de todos la dejó asombrada
Vuestros
lamentos, mi sueño ha perturbado
Y
mi descanso vuestro llanto ha agitado
Vos
queréis a vuestro héroe, dulce doncella.
Yo
no os lo puedo dar, pero su semilla os puedo regalar
Dentro
de 40 noches más, vuestro amado y yo tendremos una criatura
Vos
lo cuidaréis y lo amaréis, vuestro será nuestro retoño
Y
vuestra será la obligación de convertirlo en un héroe como su padre.
La
doncella se regocijó, durante las 40 noches estuvo rezando a la Luna
y
en el último día, a medianoche, la criatura se reunió con la mujer
La
ciudad de Hareb recuperó su luz y su esperanza
Nadie
supo nunca por qué. la diosa y la doncella mantuvieron el secreto
y
nadie llegó a saber que Gilgamesh volvía a estar en las calles de Hareb.
AUTORÍA
TABLILLA I
|
NESRIN
|
TABLILLA II
|
MARIA
|
TABLILLA III
|
JEFFRY
|
TABLILLA IV
|
JORDI
|
TABLILLA V
|
YOHANA
|
TABLILLA VI
|
RUTH
|
TABLILLA VII
|
BERTA
|
TABLILLA VIII
|
ESTEL
|
TABLILLA IX
|
LLUIS
|
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