martes, 10 de diciembre de 2019

Yo estuve allí




1
Hoy, como todos los jueves, nos hemos vuelto a reunir los amigos de toda la vida para cantar nuestras canciones, pero en realidad es una excusa para vernos, para saber de nosotros y contarnos nuestras cosas, aunque sobretodo nos gusta cantar. Hoy voy a vestir con mi mejor túnica para impresionar a mis amigos. Quiero ser el más elegante, el que más destaque.
         Me dirijo al descampado donde siempre nos reunimos montado en un caballo, no con el burro de costumbre. Me queda un poco lejos, pero merece la pena el viaje ya que nos encanta entonar las mejores melodías.

2
No podía permitirme llegar tarde, era el último ensayo antes de nuestro gran día. Me puse mi perfume de mirra y caminé hacia el lugar. Miré a mis compañeros, todos vestían con sus mejores ropas. Cadie, sentada, movía su pierna de forma nerviosa mientras tarareaba un trozo de nuestra canción. Calíope, calentaba su voz, daba pequeños tragos a su ciceón y arreglaba su túnica. Cristophe se aseguraba de que todo estuviese perfecto, recuerdo que nos cambió de lugar unas seis veces antes de aquella tarde. «’Todo tiene que ser perfecto», repetía Cristophe una y otra vez de forma autoritaria mientras cosía el revestimiento de los adornos que utilizaríamos al día siguiente. Nos despedimos con un pequeño discurso, estábamos listos. Me fui a dormir rezándole a Nyx para que me protegiese de los nervios de aquella noche. Desperté con el sol, intenté volver a dormir varias veces pero fue en vano, en unas horas estaríamos reunidos. Llegó el momento, «Aria, Aria», Constantine me llamaba, aceleré el paso y saludé a todos los presentes. Los músicos empezaron a tocar y todo aquello con lo que habíamos soñado se estaba haciendo realidad. Acabamos y noté un cosquilleo en la punta de los dedos que llegaba hasta el pecho. «Apolo está orgulloso», dijo Cristophe con halago. Esperamos los resultados, nunca había percibido el tiempo de esta forma, los minutos se convertían en horas en mi cabeza hasta que anunciaron a los ganadores. No escuchamos nuestro nombre, no habíamos ganado. ¿Pero todo esto, era en vano? Sonreímos y volvimos a nuestro lugar de encuentro, esto acababa de empezar.

3
Estábamos colapsados. No sabíamos qué hacer, qué innovación añadir.
Como director, pienso que soy demasiado competitivo, pero con un grupo con tanto potencial tenía que serlo. Algo podemos hacer para que nuestro coro sea el mejor de todos, ni siquiera quiero crear duda entre los jueces. Nuestro número será tan fantástico que nadie va a osar compararse con nosotros.
Tenemos una voz potente como coro, pero no es suficiente…
Todos cantan bien y aunque no me ganarán en mi propio juego, no quiero hacer lo mismo que todos, rebajarme a su nivel sería una barbarie.
Si otros coros tuvieran más iniciativas, quizás podría coger ideas de otros coros. No, cómo voy a copiar recursos de otros coros inferiores al nuestro, estoy desesperado y eso puede jugar en mi contra.
He de tranquilizarme y pensar en mis objetivos. Será lo que me hará lograrlos, encontrar la manera de ser superior siéndolo ya, es como aquel pez que se muerde la cola, un círculo vicioso, aun así me provoca placer.
Ya sé qué hacer. En vez de cantar siempre todos el mismo texto, añadiré frases para un solista. Un diálogo entre dos grandes voces: la del solitas acompañada de mi potente coro.
Ahora sí, no hay más que hablar. Me encanta saber que ganaré antes de competir.

4
Una vez más, aquí estamos, sentados en los bancos esperando la actuación. Nos encanta este coro porque son totalmente diferentes al resto. Sus cantos son originales y versátiles, y fueron los primeros en poner una solita, una cantante que tiene una voz que resalta entre las demás.
Los integrantes del grupo y su director empiezan a entrar poco a poco ocupando su lugar. La solista es de las últimas en entrar y apenas le vemos el rostro, ya que siempre canta de espaldas a nosotros. Después de los primeros minutos escuchando la cantante solista, se siembra un sentimiento de inquietud entre el público al no poder ver el rostro de tan maravillosa voz.
Observo a mi alrededor y decido levantarme de mi asiento, camino hacia los bancos del otro lado para poder ver el rostro de aquella mujer con semejante voz. La gente empieza a seguir mis pasos y los que estaban al otro lado disfrutan igual que yo de lo que vemos. Por fin ponemos cara a la persona que nos tiene tan fascinados y sin aliento.
Ahora el público goza más del espectáculo al conocer su rostro y la tranquilidad vuelve a formar parte del ambiente.

5
Hoy es un día alegre y animado, es el gran día esperado por todos nosotros en el cual actúa nuestro coro favorito. Es de los más famosos de Grecia, ya que acuden a verlos ciudadanos de toda la Hélade.
Antes de las actuaciones todo el público nos pusimos a construir los bancos para poder ver bien a los coros, pero al ser miles de personas tuvimos que ir construyendo los asientos cada vez más altos.
Cuando el coro y la solista salieron, el público empezó a enloquecer a gritar y a agitarse, haciendo así que los bancos maltrechos se desestabilizaran y cayeran, lo cual provocó un avalancha de ladrillos, madera y cuerpos que a su vez hicieron un efecto dominó con los otros espectadores.
Después de tal hecatombe se contaron los heridos e incluso hubo fallecidos, lo que hizo que el Senado tomara cartas en el asunto. Hicieron que se suspendieran las fiestas ese año para que no se repitieran incidentes similares, pero además mandaron cavar una especie de fosa gigantesca en forma de concha y con escaleras que hacían de asientos orientados hacia el centro del agujero donde actuarían los coros, consiguiendo así que se escuchara todo mucho mejor y que el peligro de que se hundieran los asientos quedara erradicado.

6
La noche está hermosa, y es porque hoy estoy en el Teatrón con mis padres. Hemos venido a presenciar Electra, de Sófocles. Hay muchísima gente porque esta obra es muy esperada, y es muy aplaudida por su carga dramática. Nos hemos puesto nuestras mejores túnicas. Mi madre lleva su elegante peplo color ocre, mi padre su hermosa túnica blanca cruzada de púrpura, y yo estoy con la mía blanca con franja azul en el borde. Antes que comience la puesta en escena la orquesta y el coro preparan el ambiente con su música y cantos. Ya aparecen los personajes con sus zapatos coturnos que los elevan y los hacen más visibles. La obra es una tragedia, el género favorito del maestro Sófocles. Espero que me agrade, pues es mi primera vez en el teatro y estoy realmente emocionado.

7

Hace mucho que no solía venir a un teatro. La última vez fue, según mi padre, cuando era muy pequeño, y claro, yo no tengo ningún recuerdo sobre ello. Así que decidimos venir, ya que había una representación de las obras de Aristófanes.
Cuando voy al teatro siempre pienso en lo bien que me lo voy a pasar disfrutando de una nueva obra. Según mi padre, el teatro se ha hecho un tanto monótono, es decir, que casi siempre es lo mismo.
Cuando le pregunté a mi padre por primera vez «¿Por qué él iba al teatro?», me respondió diciendo «Porque es magia, es buen plan y además nos enseña cómo somos y nos mejora».
Llegué con muchas ganas de ver la función de Aristófanes, hoy representan Lisístrata, que al parecer es un tipo de comedia. El teatro al que fuimos estaba situado en la ladera de una montaña. Mi padre me dijo que los teatros solían estar en lugares montañosos. A mí me pareció increíble el teatro de Epidauro. Al llegar tuvimos que subir las gradas «koilon» para poder sentarnos. Desde arriba se veían unas vistas fantásticas.
Al cabo de un rato, comenzó la función y yo estaba tan emocionado que pedí a mi padre que me alzará en sus hombros para poder ver mejor.
La obra me gustó mucho. Trataba de un mundo al revés, en donde las mujeres predominan antes que los hombres, la ciudad estaba perdiendo la guerra. Pero al final de la obra, la felicidad se alcanza y entre ellos, los atenienses, la paz se consigue, todo termina entre cantos y danzas.


AUTORÍA

1
Marc A.
2
Sara B.
3
Genís G.
4
Misuko C.
5
Erik M.
6
Fabián E.
7
Lenin V.