1
Hoy,
como todos los jueves, nos hemos vuelto a reunir los amigos de toda la vida
para cantar nuestras canciones, pero en realidad es una excusa para vernos,
para saber de nosotros y contarnos nuestras cosas, aunque sobretodo nos gusta
cantar. Hoy voy a vestir con mi mejor túnica para impresionar a mis amigos.
Quiero ser el más elegante, el que más destaque.
Me dirijo al descampado donde siempre
nos reunimos montado en un caballo, no con el burro de costumbre. Me queda un
poco lejos, pero merece la pena el viaje ya que nos encanta entonar las mejores
melodías.
2
No
podía permitirme llegar tarde, era el último ensayo antes de nuestro gran día.
Me puse mi perfume de mirra y caminé hacia el lugar. Miré a mis compañeros,
todos vestían con sus mejores ropas. Cadie, sentada, movía su pierna de forma
nerviosa mientras tarareaba un trozo de nuestra canción. Calíope, calentaba su
voz, daba pequeños tragos a su ciceón y arreglaba su túnica. Cristophe se
aseguraba de que todo estuviese perfecto, recuerdo que nos cambió de lugar unas
seis veces antes de aquella tarde. «’Todo tiene que ser perfecto», repetía
Cristophe una y otra vez de forma autoritaria mientras cosía el revestimiento
de los adornos que utilizaríamos al día siguiente. Nos despedimos con un
pequeño discurso, estábamos listos. Me fui a dormir rezándole a Nyx para que me
protegiese de los nervios de aquella noche. Desperté con el sol, intenté volver
a dormir varias veces pero fue en vano, en unas horas estaríamos reunidos.
Llegó el momento, «Aria, Aria», Constantine me llamaba, aceleré el paso y
saludé a todos los presentes. Los músicos empezaron a tocar y todo aquello con
lo que habíamos soñado se estaba haciendo realidad. Acabamos y noté un
cosquilleo en la punta de los dedos que llegaba hasta el pecho. «Apolo está
orgulloso», dijo Cristophe con halago. Esperamos los resultados, nunca había
percibido el tiempo de esta forma, los minutos se convertían en horas en mi
cabeza hasta que anunciaron a los ganadores. No escuchamos nuestro nombre, no
habíamos ganado. ¿Pero todo esto, era en vano? Sonreímos y volvimos a nuestro
lugar de encuentro, esto acababa de empezar.
3
Estábamos
colapsados. No sabíamos qué hacer, qué innovación añadir.
Como director, pienso que soy demasiado
competitivo, pero con un grupo con tanto potencial tenía que serlo. Algo
podemos hacer para que nuestro coro sea el mejor de todos, ni siquiera quiero
crear duda entre los jueces. Nuestro número será tan fantástico que nadie va a
osar compararse con nosotros.
Tenemos una voz potente como coro, pero no
es suficiente…
Todos cantan bien y aunque no me ganarán
en mi propio juego, no quiero hacer lo mismo que todos, rebajarme a su nivel
sería una barbarie.
Si otros coros tuvieran más iniciativas, quizás
podría coger ideas de otros coros. No, cómo voy a copiar recursos de otros
coros inferiores al nuestro, estoy desesperado y eso puede jugar en mi contra.
He de tranquilizarme y pensar en mis
objetivos. Será lo que me hará lograrlos, encontrar la manera de ser superior
siéndolo ya, es como aquel pez que se muerde la cola, un círculo vicioso, aun así
me provoca placer.
Ya sé qué hacer. En vez de cantar siempre
todos el mismo texto, añadiré frases para un solista. Un diálogo entre dos
grandes voces: la del solitas acompañada de mi potente coro.
Ahora sí, no hay más que hablar. Me
encanta saber que ganaré antes de competir.
4
Una
vez más, aquí estamos, sentados en los bancos esperando la actuación. Nos
encanta este coro porque son totalmente diferentes al resto. Sus cantos son
originales y versátiles, y fueron los primeros en poner una solita, una
cantante que tiene una voz que resalta entre las demás.
Los
integrantes del grupo y su director empiezan a entrar poco a poco ocupando su
lugar. La solista es de las últimas en entrar y apenas le vemos el rostro, ya
que siempre canta de espaldas a nosotros. Después de los primeros minutos
escuchando la cantante solista, se siembra un sentimiento de inquietud entre el
público al no poder ver el rostro de tan maravillosa voz.
Observo a mi alrededor y decido levantarme
de mi asiento, camino hacia los bancos del otro lado para poder ver el rostro
de aquella mujer con semejante voz. La gente empieza a seguir mis pasos y los
que estaban al otro lado disfrutan igual que yo de lo que vemos. Por fin
ponemos cara a la persona que nos tiene tan fascinados y sin aliento.
Ahora el público goza más del espectáculo
al conocer su rostro y la tranquilidad vuelve a formar parte del ambiente.
5
Hoy
es un día alegre y animado, es el gran día esperado por todos nosotros en el
cual actúa nuestro coro favorito. Es de los más famosos de Grecia, ya que
acuden a verlos ciudadanos de toda la Hélade.
Antes de las actuaciones todo el público
nos pusimos a construir los bancos para poder ver bien a los coros, pero al ser
miles de personas tuvimos que ir construyendo los asientos cada vez más altos.
Cuando el coro y la solista salieron, el
público empezó a enloquecer a gritar y a agitarse, haciendo así que los bancos
maltrechos se desestabilizaran y cayeran, lo cual provocó un avalancha de
ladrillos, madera y cuerpos que a su vez hicieron un efecto dominó con los
otros espectadores.
Después de tal hecatombe se contaron los
heridos e incluso hubo fallecidos, lo que hizo que el Senado tomara cartas en
el asunto. Hicieron que se suspendieran las fiestas ese año para que no se
repitieran incidentes similares, pero además mandaron cavar una especie de fosa
gigantesca en forma de concha y con escaleras que hacían de asientos orientados
hacia el centro del agujero donde actuarían los coros, consiguiendo así que se
escuchara todo mucho mejor y que el peligro de que se hundieran los asientos
quedara erradicado.
6
La
noche está hermosa, y es porque hoy estoy en el Teatrón con mis padres. Hemos
venido a presenciar Electra, de
Sófocles. Hay muchísima gente porque esta obra es muy esperada, y es muy
aplaudida por su carga dramática. Nos hemos puesto nuestras mejores túnicas. Mi
madre lleva su elegante peplo color ocre, mi padre su hermosa túnica blanca
cruzada de púrpura, y yo estoy con la mía blanca con franja azul en el borde.
Antes que comience la puesta en escena la orquesta y el coro preparan el
ambiente con su música y cantos. Ya aparecen los personajes con sus zapatos
coturnos que los elevan y los hacen más visibles. La obra es una tragedia, el
género favorito del maestro Sófocles. Espero que me agrade, pues es mi primera
vez en el teatro y estoy realmente emocionado.
7
Hace
mucho que no solía venir a un teatro. La última vez fue, según mi padre, cuando
era muy pequeño, y claro, yo no tengo ningún recuerdo sobre ello. Así que
decidimos venir, ya que había una representación de las obras de Aristófanes.
Cuando voy al teatro siempre pienso en lo
bien que me lo voy a pasar disfrutando de una nueva obra. Según mi padre, el
teatro se ha hecho un tanto monótono, es decir, que casi siempre es lo mismo.
Cuando le pregunté a mi padre por primera
vez «¿Por qué él iba al teatro?», me respondió diciendo «Porque es magia, es
buen plan y además nos enseña cómo somos y nos mejora».
Llegué con muchas ganas de ver la función
de Aristófanes, hoy representan Lisístrata, que al parecer es un tipo de
comedia. El teatro al que fuimos estaba situado en la ladera de una montaña. Mi
padre me dijo que los teatros solían estar en lugares montañosos. A mí me
pareció increíble el teatro de Epidauro. Al llegar tuvimos que subir las gradas
«koilon» para poder sentarnos. Desde arriba se veían unas vistas fantásticas.
Al cabo de un rato, comenzó la función y
yo estaba tan emocionado que pedí a mi padre que me alzará en sus hombros para
poder ver mejor.
La obra me gustó mucho. Trataba de un
mundo al revés, en donde las mujeres predominan antes que los hombres, la
ciudad estaba perdiendo la guerra. Pero al final de la obra, la felicidad se
alcanza y entre ellos, los atenienses, la paz se consigue, todo termina entre
cantos y danzas.
AUTORÍA
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1
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Marc
A.
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2
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Sara
B.
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3
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Genís
G.
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4
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Misuko
C.
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5
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Erik
M.
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6
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Fabián
E.
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7
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Lenin
V.
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